CARLINHOS BROWN

¿A quién no le han regalado alguna vez un tambor de juguete cuando era pequeño? Yo creo que a todos alguna vez. Generalmente nos lo quitaban cuando estábamos toda una tarde dándole golpecitos al dichoso tambor y obligábamos a nuestros familiares a meterse una dósis de Aspirina en vena. Pero en la educación de los hijos, como en la vida, hay de todo. Hay buenos padres (como los de la mayoría), hay malos padres, y luego están los de Carlinhos Brown.

No supieron pararle a tiempo, no supieron decir STOP, no vieron el peligro público que suponía su hijo Carlos con un tambor.Ahora ya es tarde. Aquel niño se convirtió en el Godzilla de la samba, en el azotador de las resacas domingueras. Y ahora, ¿como parar éste tamborreo? Difícil.

Lo malo es que está creando escuela y ahora vemos en el camping del Viña Rock a cabronazos siguiendo los pasos de Carlito Marrón y azotando los oídos de la gente que intenta dormir en su tienda de campaña a las 6 de la mañana después de ver los conciertos. En ese momento les quitaba los putos timbales y se los metía por el Culito Marrón, en honor a su mentor, al Carlinhos de los cojones.

Aprovechando este post quería decir que lo malo de los yembés y todos esos tamborcitos es que todos lo tocan porque piensan que saben hacerlo. He visto en mi vida a muchas personas que están con el tamborcito entre las piernas creyendo que hacen algo grande, que han descubierto un ritmo y tal. Imbéciles. No tenéis ni puta idea.

Sigamos con Antonio Carlos Santos de Freitas, es decir, Carlinhos Brown:

-¿Oye, tu eres Carlinhos Brown? Encantado, yo soy Pepiño White, y aquí mi amigo Chun Li Yellow. ¿Nos tocas la de yeyeye yeyeyeyeyeyeye? ésta, para los que tienen poca imaginación.Venga porfa, Carlinhos, porfa... que queremos hacer el payaso haciendo que bailamos samba brasileña (¿hay algo más patético que ver a un madrileta de pura cepa bailando samba?) , y queremos también ir de buen rollo por la vida.Tócala Carlito Marrón, que queremos perserguir por el centro de Madrid a un autobús de Movistar, no, no estamos gilipollas, es que queremos perseguir un autobús de Movistar por la Castellana. Somos así. Somos gente enrrollada. ¡Viva el buen rollo marrón!

-Paso de tocar esa canción, que estoy de ella hasta los cojones, que los tengo negros, y eso que soy marrón. Hasta el gorro raro éste que llevo estoy de la cancioncita. La toco en Brasil, en la Castellana, la tengo de politono en el móvil, la tengo cuando inicio sesión en XP, suena en mi casa cuando llaman al timbre (tuve que quitar la lambada), la toco en la mesa del médico con los deditos mientras espero... Estoy hasta los huevos. Paso de tambores y de gorros ridículos. A partir de ahora paso también del buen rollo, seré como Risto Mejide o como El Tocapelotas Musical. Que os den.

Pues sí amigos, esa conversación es cierta, parece que Carlinhos el Brown nos abandona musicalmente hablando. Más vale que, a parte de irse, nos pida perdón por levantarnos dolores de cabeza durante años y dejar un legado de tamborileros perroflautas que será difícil que desaparezcan a corto plazo.

No a los yembés, no a los timbales, y no al buen rollo automatizado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

porfavooor quiero una del canto del locoooo!! no puedooo!!!

aunque ese tio es la ostiiia!! como la hará pa comer mierda mientras canta??

Javi dijo...

jajaja muy bueno tio el blog llego desde maneras de vivir

si quieres pasarte:

http://pcpi2.blogspot.com/

http://www.lacoctelera.com/elblogdelrock

un saludo jefe

rafapinza dijo...

lo mejor que he leído desde hace tiempo por internet, felicidades.